Constantino Carvallo Rey
Jueves, 10 de noviembre de 2005
El Comercio
Tribulaciones de un maestro
No es común un libro sobre educación que plantee más dudas que certezas. Generalmente, los maestros no se permiten dudar. Felizmente, el educador y filósofo Constantino Carvallo se permite ese lujo en su libro "Diario educar", en el que, a manera de diario sin respuestas exactas, comparte sus reflexiones nacidas de las experiencias más cotidianas, sea frente a sus hijos, en el colegio Los Reyes Rojos que dirige o con los más jóvenes futbolistas del Alianza Lima, club con cuyas divisiones inferiores mantiene un compromiso pedagógico. No es un libro para quienes busquen manuales o reglas para enseñar. Se trata, como él dice, de tribulaciones y cuestionamientos a sus propias decisiones. "Cuando uno estudia Educación -explica Carvallo-, le enseñan didáctica general para que sepa qué debe hacer, cómo enseñar, cómo evaluar, cómo corregir, cómo elaborar una clase. Sin embargo, el alumno ideal que imaginan las facultades de Educación, sentado escuchando la clase, queriendo aprender, suele no existir. Lo que tienes al frente es, muchas veces, un chico que no tiene atención o que tiene otras motivaciones", señala.
"Hay, creo yo, de parte de los maestros, una formación que los deforma. A veces sería mejor que el maestro no debiera haber estudiado Educación... No hay cursos que te enseñen qué hacer con el alumno que te desafía, que agrede a otro, el que roba. Qué hacer frente a una perversión sexual en un campamento. El educador no puede ser un pusilánime. Pero una vez tomada la decisión, viene la duda. Hay que estar adecuando permanentemente las decisiones y las conductas a cada individuo. Con cada alumno, en cada circunstancia hay que inventar", añade.
El libro posee muchas situaciones de humor, especialmente cuando confrontas tantas citas y lecturas doctas con la experiencia cotidiana, por ejemplo, al observar a sus dos hijos más pequeños.
"Estoy fascinado con el hecho de tener hijos después de los 50 años. Tengo dos hijos que pasan los 30 años, y con ellos no estuve tan atento, estaba más mirándome a mí mismo como padre que a ellos como hijos. Ahora, a esta edad tener dos hijos ha hecho que realmente esté atento a como van formando, casi casualmente, su identidad. Muchas veces eso me asombra", confiesa.
Además de dirigir Los Reyes Rojos, Carvallo sido dirigente del Alianza Lima y ha formado a los jugadores más jóvenes del club. ¿Que tan distinta es un aula de clase a una cancha deportiva?
Para Carvallo, las diferencias son mínimas. "Mi tesis es que los entrenadores de fútbol tienen un poder para educar más grande que un maestro. Por una razón: un alumno está en el aula por obligación, mientras que en la cancha está por deseo. El entrenador tiene una capacidad enorme para influir en él en aspectos que no son solo deportivos", señala. "Yo estoy muy interesado en tener contacto educativo con distintos sectores sociales. Nunca me he sentido satisfecho educando a un sector social. Mi acercamiento al Alianza Lima tiene que ver con la educación de los pobres más que con el deporte. No estoy allí como hincha a pesar de que lo soy. Durante diez años he formado chicos y les he entregado no solo tiempo y recursos, sino afecto. Y sentir que no ha sido suficiente tu esfuerzo por formar a un chico para que no sucumba cuando sea mayor a las tentaciones en el ambiente futbolístico, te crea una sensación de fracaso", aclara el pedagogo. "Si te has comprometido con tus alumnos es inevitable que vivas esa situación de impotencia. En última instancia, el éxito educativo no depende de ti. Hay un acto de deseo del alumno que si no está, nada puedes hacer. A querer no se enseña".
Tribulaciones de un maestro
No es común un libro sobre educación que plantee más dudas que certezas. Generalmente, los maestros no se permiten dudar. Felizmente, el educador y filósofo Constantino Carvallo se permite ese lujo en su libro "Diario educar", en el que, a manera de diario sin respuestas exactas, comparte sus reflexiones nacidas de las experiencias más cotidianas, sea frente a sus hijos, en el colegio Los Reyes Rojos que dirige o con los más jóvenes futbolistas del Alianza Lima, club con cuyas divisiones inferiores mantiene un compromiso pedagógico. No es un libro para quienes busquen manuales o reglas para enseñar. Se trata, como él dice, de tribulaciones y cuestionamientos a sus propias decisiones. "Cuando uno estudia Educación -explica Carvallo-, le enseñan didáctica general para que sepa qué debe hacer, cómo enseñar, cómo evaluar, cómo corregir, cómo elaborar una clase. Sin embargo, el alumno ideal que imaginan las facultades de Educación, sentado escuchando la clase, queriendo aprender, suele no existir. Lo que tienes al frente es, muchas veces, un chico que no tiene atención o que tiene otras motivaciones", señala.
"Hay, creo yo, de parte de los maestros, una formación que los deforma. A veces sería mejor que el maestro no debiera haber estudiado Educación... No hay cursos que te enseñen qué hacer con el alumno que te desafía, que agrede a otro, el que roba. Qué hacer frente a una perversión sexual en un campamento. El educador no puede ser un pusilánime. Pero una vez tomada la decisión, viene la duda. Hay que estar adecuando permanentemente las decisiones y las conductas a cada individuo. Con cada alumno, en cada circunstancia hay que inventar", añade.
El libro posee muchas situaciones de humor, especialmente cuando confrontas tantas citas y lecturas doctas con la experiencia cotidiana, por ejemplo, al observar a sus dos hijos más pequeños.
"Estoy fascinado con el hecho de tener hijos después de los 50 años. Tengo dos hijos que pasan los 30 años, y con ellos no estuve tan atento, estaba más mirándome a mí mismo como padre que a ellos como hijos. Ahora, a esta edad tener dos hijos ha hecho que realmente esté atento a como van formando, casi casualmente, su identidad. Muchas veces eso me asombra", confiesa.
Además de dirigir Los Reyes Rojos, Carvallo sido dirigente del Alianza Lima y ha formado a los jugadores más jóvenes del club. ¿Que tan distinta es un aula de clase a una cancha deportiva?
Para Carvallo, las diferencias son mínimas. "Mi tesis es que los entrenadores de fútbol tienen un poder para educar más grande que un maestro. Por una razón: un alumno está en el aula por obligación, mientras que en la cancha está por deseo. El entrenador tiene una capacidad enorme para influir en él en aspectos que no son solo deportivos", señala. "Yo estoy muy interesado en tener contacto educativo con distintos sectores sociales. Nunca me he sentido satisfecho educando a un sector social. Mi acercamiento al Alianza Lima tiene que ver con la educación de los pobres más que con el deporte. No estoy allí como hincha a pesar de que lo soy. Durante diez años he formado chicos y les he entregado no solo tiempo y recursos, sino afecto. Y sentir que no ha sido suficiente tu esfuerzo por formar a un chico para que no sucumba cuando sea mayor a las tentaciones en el ambiente futbolístico, te crea una sensación de fracaso", aclara el pedagogo. "Si te has comprometido con tus alumnos es inevitable que vivas esa situación de impotencia. En última instancia, el éxito educativo no depende de ti. Hay un acto de deseo del alumno que si no está, nada puedes hacer. A querer no se enseña".

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